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martes, 3 de marzo de 2009

Hace 20 años

Este post debió publicarse el 27 de febrero pero por razones técnicas, lo pude publicar hoy.

Hay fechas que uno recuerda con cariño otras con mucha tristeza, 27 de febrero es una de esas de me dejo un sabor agrio en la boca y mucha tristeza en el alma. Aqui relato lo que yo vivi ese nefasto dia.

El 27 empezó como cualquier lunes, par de clase en la mañana y si mal no recuerdo una en la tarde, Cualquier usebista que fue a la universidad ese lunes podría corroborar mi testimonio, fue un día normal. Los eventos que se iniciaron en Guarenas y que se regaron como tinta en un vaso de agua por toda la ciudad se escaparon a nuestros oídos. La burbuja que siempre nos protegía en el valle de Sarteneja seguía intacta, ni los rumores que se escucharon en el Amper o en los pasillos interrumpieron el normal desenvolvimiento de un lunes más en la universidad de la excelencia.

La cosa cambio cuando llegue a mi casa esa tarde, las imágenes que se transmitían por TV era un espectáculo sacado alguna película, gente violentando comercios, saqueado abastos, policías golpeando gente, no entendía nada de lo que estaba sucediendo. En medio de mi desconcierto, escucho la voz de mi vecina anunciándome que me llamaban por teléfono. Corrí a atender la llamada y de otro lado de la línea era mi amiga “la catira” que con voz de pánico me preguntaba por mi novia. Le explique que ella me llevo en mi casa y de seguro se encontraba de camino ala suya. La catira solo me dijo ella no ha llegado a su casa. Como es eso? Le respondí. Ella me dejo hace una hora, de seguro estaba por llegar. En ese momento recordé que mi novia vivía en la Avenida Lecuna. Solo me quedo esperar, fueron los 30 minutos mas largo de la historia. Sonó el teléfono de nuevo y me volvió el alma al cuerpo y entre sollozos empezó su relato.

Me contó como cuando llego a la Av. Lecuna parecía un campo de batalla, cauchos incendiados, gente robando negocios, gente agarrando lo que fuera. La guardia nacional disparando a diestra y siniestra, sirenas, gas lacrimogeno, ella creía que el mundo se estaba acabando. Lo más triste fue cuando me contó cuando tuvo que arrollar a una persona que se le lanzo para quitarle el carro.

El día siguiente parecía que todo esta normal, solo las calles ausentes de trafico automotor decían lo contrario. Ríos de gente caminan buscando medios de transporte para desplazarse a sus lugares de trabajo, pero no encontraban nada, el transporte publico brillaba por su ausencia. Los eventos del día anterior habían generado un paro de transporte.

Mama no se preocupe le dije yo, vengase conmigo y conseguimos una cola que la lleve al Placer (en esos días mi mama trabaja en el placer) y me deje a mi en la universidad. Nos paramos en el pide cola en Baruta y menos de diez minutos nos encontrábamos rumbo a nuestros destinos.

Al llegar a la universidad se notaba el clima de tensión. El Amper que por lo regular se encontraba full a esa hora esta medio vacío, compre mi usual marroncito grande y me fui al laboratorio que me tocaba ese día. Igual que el Amper solo la mitad del alumnado se encontraba presente, solo los que tenían carro o vivían cerca asistieron a clases. Quizás solo había pasado media hora cuando gritos desde el exterior anunciaban que se suspendían las clases, recogimos nuestras cosas y salimos disparados hacia el Amper a buscar más información. Lo que continua fue total caos, la gente decía que en Baruta estaban saqueando y que una turba de gente se dirigía a la universidad a quemar carros, otros informaban que por Tazón no se podía bajar a Caracas. La gente histérica empezó a comprar todo lo que el cafetín del Amper ofrecía en caso que no pudiéramos salir de la universidad. Colas en cuanto teléfono publico había el los diferentes edificios, todos intentando comunicarse con sus familias buscando información, todo era cierto, nada era verdad la realidad era que nadie sabia nada.

Conseguí reunirme con los panas mas cercanos y nos distribuimos en dos carros, afortunadamente los que vinimos a clase vivíamos cerca. La pregunta siguiente era como salir de la universidad. Oripoto era la única salida, con el corazón en la mano y en dos carros iniciamos la travesía. Llegamos a la trinidad sin ningún problema. Llevamos a todos a sus respectivas casas, Zona industrial y Sorocaima. Michel y yo éramos los últimos de la lista. Solo por precaución llame a mi casa, contesto mi papa y solo dijo quédate donde estés, no vengas ahora. Pregunte por mi hermana, y el me dijo que ella recién llegaba del liceo. La pobre estaba toda asustada luego de ser correteada por la policía. Pregunte por mi mama, ella estaba en su trabajo, me dijo. Le conté a Michel y solo me dijo vamos para mi casa ,el vivía en Lomas de la Trinidad.

Desde su casa se podía divisar el casco central de Baruta y solo se escuchaban eran tiros y humo negro saliendo de las calles. Era tan surreal lo que estaba pasando que era difícil de entender. La gente atacando a los comerciantes que no tenia ninguna culpa de lo que estaba pasando, la guardia nacional matando a todo al que se atreviera a saquear. Ese día el presidente suspendió las garantías y anuncio toque de queda. Mi primer toque de queda.
Cuando todo parecía en calma le dije a Michel que me llevara a la bomba el Peñón que desde ahí caminaria hasta mi casa. El espectáculo no era muy diferente de lo que se veía por televisión, contenedores con basura quemada en el medio de la calle, guardias nacionales custodiando los abastos y un silencio de cementerio. Esa noche nadie durmió en mi casa, las ráfagas de tiros que se escuchaban a lo lejos no dejaban conciliar el sueño.
El resto de la historia la conocemos todos, miles de desaparecidos, días de incertidumbre y colas eternas para comprar comida. Comercios destruidos y lo mas triste de todo era ver las escenas de personas ROBANDO artículos que no eran precisamente comida.
Ahora después de 20 años me pregunto, en realidad fue espontaneo esa alsada popular o fue planificada por otros? Ni en las dos intentonas golpistas los cerros bajaron como ese día.

3 comentarios:

Antonieta H. dijo...

Parece sacado de una película de terror, yo no me acuerdo de nada (no se si decir afortunadamente) para ese entonces tenia 3 años y pico y mis recuerdos son muy vagos pero según lo que cuentan mis padres se sufrió bastante con todo escaso por eso de vivir en laisla :( y buena pregunta la del final de tu post ¿algún día sabremos la respuesta?

Saludos Luis

Anónimo dijo...

No tengo una respuesta a tu pregunta, pero puedo decirte que esa gente que viste robándose cosas que no eran necesarias son la razón por la que me cuesta tanto ser optimista respecto al futuro de este país.

Luis Alberto, me duele decirlo, pero los venezolanos (buena parte, al menos) son oportunistas, son flojos, les gusta obtener cosas por las que no han pagado, les gusta maltratar a otros... Eso fue lo que motivó ese caos que se formó hace 20 años.

*Maru dijo...

LuisAlberto...

Que buen relato y que triste historia. El next year contare la mia. Fue de verdad de terror y se que tanto tu como yo no entendimos NUNCA lo que paso...

Yo recuerdo a Jose Vieira sacando unas cosas de Super Volumen de San Bernardino. Que verguenza tan inmensa. Recuerdo a gente en Montalban vendiendo lo que le robaron al vecino... Toda una atrocidad.

Yo no se que paso... y hoy lo que no me explico es por que no ha vuelto a pasar...

Un beso.