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martes, 18 de marzo de 2008

¿Cómo hiciste para sobrevivir?

Esto me llego por email, espero que lo difruten:
Si viviste de niño en los 60, los 70 ó principio de los 80… ¿Cómo hiciste para sobrevivir?
* De niños andábamos en carros que no tenían cinturones de seguridad, ni bolsas de aire… y nos gustaba acostarnos arriba cerca del vidrio trasero. * Ir en la parte de atrás de una camioneta era un paseo especial y todavía lo recordamos. * Nuestras cunas estaban pintadas con colores brillantes de pintura a base de plomo y las barandas se bajaban de repente y…. nos íbamos de boca. * No teníamos tapas con seguro contra niños en las botellas de mistolín, ni en los potes de medicina, ¿¿gabinetes con puertas?? ahhhhhhhhh la cortina debajo del fregadero, es lo que me acuerdo… * Cuando montábamos bicicleta no usábamos casco. lo que nos poníamos era mertiolate y curitas en las llagas que ya teníamos de la semana pasada. * Tomábamos agua del chorro de la manguera del jardín y no de una botella de agua mineral… * Gastábamos horas y horas construyendo patinetas de rolineras y nos lanzábamos pa’ la baja mas arrecha de la urbanización, pa’ tirarnos desde arriba…………..en la mitad nos acordábamos que esa mierda no tenía frenos. Después de darnos coñazos varias veces en los matorrales, aprendimos a resolver el problema: a frena’ con el talón.. Sí, nosotros chocábamos con matorrales, no con carros!. * Salíamos a jugar “ladrón y policía” (con pistolas de >>>plástico o de palo), también jugábamos “guatacalo” “paralizao” “fusilao” “trompo”, “picha” (con pasadera o sin pasadera) con la única condición de regresar antes del anochecer, si no nos caían a coñazo limpio. * El colegio duraba hasta el mediodía, llegábamos a casa a almorzar y pa’ la calle otra vez. No teníamos celular……así que nadie sabía dónde coño estábamos, pero nos pegaban un grito y salíamos corriendo pa’ la casa. * Nos cortábamos, nos rompíamos un hueso, perdíamos un diente, pero nunca hubo una demanda por estos accidentes. Nadie tenía la culpa sino uno mismo, “por pendejo” nos decían en lo que llegábamos a la casa sangrando. * Comíamos “cuca negra” con frescolita, pan y mantequilla con mortadela, tomábamos la Pepsicola que ahora según y que tiene más azúcar y contribuye al exceso de peso, pero nos manteníamos raquíticos porque siempre estábamos en la calle jugando… * Compartíamos una frescolita entre cuatro…… tomando todos de la misma botella y nadie le paraba bolas. * No teníamos Playstations, Nintendo 64, X boxes, Juegos de vídeo 99 canales de televisión en cable, videograbadoras, sonido surround, celulares personales, computadoras, lo único que teníamos era monopolio y de vaina, ahh y un paquete de baraja con las que jugábamos 31, ajiley, carga la burra y el truco que jode. * Salíamos en la bicicleta o caminábamos hasta la casa del amigo, y sin pararle bolas a nadie, sencillamente entrábamos sin tocar la puerta y allí estaba tu pana y salíamos a jugar. * ¡Ahí, afuera!, ¡En el mundo cruel ¡Sin un guardián! ¿Cómo hacíamos?. jugábamos pelota con chapita de refresco y un palo de escoba, o con pelota de tenis y un guante de cartón de jugo. Hacíamos partidas, y si en algunos de los equipos que se formaban para jugar un partido no todos llegaban a jugar no pasaba ningún desencanto llevado a trauma. * Algunos estudiantes no eran tan brillantes como otros y cuando perdían un año lo repetían. Nadie iba al psicólogo, al psicopedagogo, nadie tenía dislexia ni problemas de atención ni hiperactividad, simplemente repetía por guevón y tenía una segunda oportunidad. * Teníamos libertad, fracasos, éxitos, responsabilidades…..y aprendimos a manejarlos, a punta e’ coñazo.. pero aprendimos. La gran pregunta es ¿cómo hicimos para sobrevivir? y sobre todo para ser las grandes personas que somos ahora. ¿Eres tú uno de esa generación?

miércoles, 5 de marzo de 2008

¡Paz!... No a la guerra



Este fue el editorial del periodico 2001 del dia 04/03/2008. Mas claro no puede ser.
¡Paz!... No a la guerra
"Tremendo contraste entre el crepitar del fuego en su comienzo y la paz de la ceniza". José Luis Coll (humorista español) Superadas las montoneras y el caudillismo que nos condujeron por cruentos caminos en el siglo XIX, Venezuela ha sido un país de gente pacífica, amante de la paz y habituada a vivir en convivencia con los países vecinos, caracterizándose, asimismo, como una nación pionera en la "concreción de bloques y acuerdos multinacionales, como ha sido su participación en la creación de la Organización de Estados Americanos (OEA) y la Comunidad Andina de Naciones, y cerebro en la conformación de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP). No hemos sido país guerrerista, espartano, desde que experimentamos aquellos años de desolación y muerte en que imperaron caudillos rurales. Los venezolanos son amantes de la paz, gustan de vivir en paz con sus vecinos y odian la guerra en cualquiera fuese la latitud, más aún entre naciones hermanas. Esa ha sido su posición tradicionalmente y así la ha ratificado ante las instancias internacionales cuando temas de esa naturaleza se tratan. El humorista español ya fallecido, José Luis Coll, comparaba así la situación bélica frente a la paz: "Tremendo contraste entre el crepitar del fuego en su comienzo y la paz de la ceniza". Y es lo que nos legan las guerras: muerte, ceniza, desolación. Y peor aún cuando se configura una presunta situación bélica sin que existan tales amenazas o prevalezca un lenguaje bélico. Antes que pensar en causas belicistas, dediquémosnos a cultivar la paz, la convivencia, la solidaridad entre los pueblos, las naciones, porque con la paz todos ganamos y con la guerra todos perdemos, de una u otra manera, es luto, es lágrima, es la pérdida de seres queridos. En nuestro país tenemos muchas necesidades que atender prioritariamente, entreguemos entonces nuestro esfuerzo en guerrear, con el Gobierno al frente, contra la pobreza y derrotarla, la carencia de vivienda, la escasez de alimentos, la eliminación de plagas como el dengue, de dar una mejor educación y produzcamos calidad de vida. Esas son las guerras que debemos librar. ¿Qué dejaron los alemanes al iniciar la II Guerra Mundial? Millones de muertos y desolación, ruinas. Frustados y derrotados ansiaron entonces la paz y así han vivido desde entonces, en paz. Decía Gandhi, no hay caminos para la paz; la paz es el camino. Y los venezolanos, como la inmensa mayoría de los pueblos, anhelan y desean vivir en paz. ¡Bienvenida la paz!